jueves, 2 de junio de 2011

FIN DE MI PORTAFOLIO...

Para finalizar mi trabajo, me gustaría dar las gracias a mi profesora Concha por habernos dado a conocer este gran método de aprendizaje, que en un futuro, nosotros podremos emplear con nuestros alumnos.
También me gustaría dar las gracias a mis compañeros, ya que me han ayudado mucho, sobre todo a la hora de resolver mis dificultades.
Por último, dedicar este trabajo a mi familia y a mis amigos, ya que sin su apoyo, quizás no hubiese conocido este modo de aprendizaje o quizás no estaría donde estoy.
Un beso muy fuerte para todos y hasta el año que viene.

JUNTOS PODEMOS CONSEGUIR QUE GRACIAS A ESTE MÉTODO Y A OTROS QUE AÚN DESCONOZCO, EL MODO DE APRENDER SE HAGA MÁS EFICAZ Y MÁS MOTIVADOR. ASÍ DE ESTE MODO, TODOS APRENDEREMOS.

AUTOVALORACIÓN...

Sabía que este momento llegaría, pero jamás pensé que fuese tan pronto, ha llegado el momento del final de mi portafolio.
En realidad, al principio no me gusto nada la idea de realizar un portafolio, ya que yo no sabía ni lo que era. Cuando la profesora nos comento que era obligatorio, sinceramente, he de decir, que no supe cómo reaccionar, no porque me supusiera una carga realizar este trabajo, sino por temor a no saber realizarlo.
A medida que pasaron los días, siguiendo las indicaciones de mi profesora, comencé mi portafolio. Mi primer paso fue crear un blog. ¿Un blog?, pero, ¿cómo hago yo un blog?
Esa fue la primera pregunta que me invadió, para mí era todo muy nuevo, ya que aunque estuviese metida en algunas redes sociales, jamás había tenido un blog.
Comencé mi blog, y la verdad es que me gustaría mencionar que tuve algunas dificultades, sobre todo a la hora de decorar mi blog, pero gracias a la ayuda de mis compañeros de clase, pude seguir adelante es esta nueva forma de aprendizaje, que aunque al principio no me diese cuenta, me ha servido para mucho.
Los días pasaban y yo iba decorando mi portafolio, incluía fotos, vídeos, en fin, poco a poco lo iba organizando. Ahí, en el transcurso de los días, fue cuando logre darme cuenta de que el portafolio se convirtió en una motivación para mí, una manera distinta de aprender, que yo jamás había puesto en práctica, pero me resultaba muy satisfactoria.
Como he nombrado anteriormente, mis principales dificultades surgieron al comienzo, sin embargo, después también encontré algunas dificultades como por ejemplo: que no encontraba algunos artículos, que se me borraban las entradas al subirlas. Una anécdota que me ocurrió, es que cuando ya estaba llegando al final de mi portafolio, las últimas entradas de mi blog se me borraban y no me dejaba subirlas, hasta que finalmente hoy, he logrado estructurar todo, corregir algunos fallos y finalizar mi blog.
En cuanto a la autovaloración de mi trabajo, sinceramente pienso que he logrado cumplir mis objetivos, ya que  he realizado un trabajo que me ha gustado, y aunque me ha costado esfuerzo, ha merecido la pena, ya que he logrado aprender mucho.
No sé si este trabajo sea del agrado de todo el mundo, pero de lo que sí estoy segura es que cualquier alumno podría sentirse motivado a realizar un trabajo así, donde te dan la oportunidad de demostrar que estás aprendiendo, sin necesidad de escribirlo mediante un papel o realizar un prueba, sino haciéndolo desde tu propio criterio y tu propio gusto.
Para finalizar, quiero compartir mis deseos de realizar otro blog, ya que me parece bastante útil e interesante, es una mera distinta de aprender y una manera distinta de enseñar.

Fin del tema 9...

Un artículo interesante...

¡A continuación, os dejo el link del siguiente artículo, ya que hace referencia a lo que se trata en este tema y considero que es interesante que lo leáis!

http://perso.wanadoo.es/angel.saez/evaluacion_centros.htm

Evaluación externa

El presente artículo, centrado en la evaluación externa, se escribe por invitación de los responsables de la revista.
Para el autor, la evaluación en contextos pedagógicos debe ser eminentemente formativa y, por tanto, continua, y orientada a la mejora de los destinatarios de todos los esfuerzos que realizan los poderes públicos, los profesionales de la educación (directivos, profesores y especialistas) las familias, el personal de los centros y hasta los propios educandos a partir del momento en que toman conciencia de su necesaria implicación en la propia formación.
Sin embargo, la evaluación debe servir, también, a funciones de control, de rendición de cuentas y de servicio a los responsables de los sistemas educativos y de las organizaciones educativas. Ahí cobra protagonismo la evaluación externa, en principio una evaluación realizada por profesionales expertos, cuyo hacer debe estar presidido por el cumplimiento de determinadas exigencias técnicas y éticas, muchas de las cuales están contenidas en los estándares de calidad de las evaluaciones.
El autor pasa revista a la problemática apuntada, sugiriendo la conveniencia de normativizar, en lo posible, la evaluación externa, de orientarla a lograr organizaciones que aprenden, de buscar, hasta donde sea posible, la convergencia de los modelos externos y, todavía más, de estos con los modelos evaluativos de organizaciones educativas, facilitando así la optimización de medios y recursos y el logro de contribuciones relevantes a la mejora de las personas, de las instituciones y del sistema educativo.

REFLEXIÓN:
En cuanto a mi opinión personal sobre este artículo, debo confesar que estoy totalmente de acuerdo con él. Puede que resulte raro, ya que como futura maestra, este tipo de evaluación no me incluya, pero pienso sinceramente que no solamente es importante la evaluación interna, sino que también la externa.
Como comenta el texto la evaluación externa debe ser formativa y debe lograr organizaciones compuestas por modelos externos, ya que de estos modelos nosotros podemos aprender mucho.

Comienzo del tema 9...

La calidad educativa es una de las expresiones más utilizadas actualmente en el ámbito educativo, como el punto de referencia que justifica cualquier proceso de cambio o programa de acción. En este contexto la eficacia es uno de sus componentes, considerado de mayor importancia y objeto de estudio desde hace unas décadas. Conseguir centros eficaces es uno de los objetivos de la política educativa de muchos países como elemento esencial de calidad. En este marco la evaluación de centros representa un medio para un fin: lograr centros eficaces y de calidad a través de un sistema que nos permita controlar, valorar y tomar decisiones en un proceso continuo y sistemático que facilite un desarrollo progresivo en el logro de los objetivos y de este modo avanzar y construir una educación de calidad, como meta final.
En los últimos años venimos asistiendo a un proceso generalizado de evaluación, que trasciende el ámbito de los aprendizajes, en muchos países y a distintos niveles. Se produce un cambio fundamental, de tal forma que, aunque los aprendizajes siguen ocupando un papel prioritario con nuevas alternativas y avances producidos por las aportaciones metodológicas vinculadas a la medida, se amplía el campo de evaluación abarcando sistemas, resultados, procesos, práctica docente, profesorado, centros educativos, etc.
Por una parte, a nivel macroeducativo la evaluación de los sistemas educativos experimenta un notable desarrollo. Existen algunos países con una cierta tradición en evaluación de su sistema, otros, con menor experiencia, van incorporándose a este proceso. Es el caso de nuestro país, donde la LOGSE (Ley Orgánica 1/1990, de 3 de Octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo) establece que la evaluación general del sistema educativo será realizada por el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación. Es a partir de la creación de este organismo cuando se inician los procesos de evaluación de nuestro sistema.
A nivel internacional, asistimos igualmente a estudios internacionales de carácter evaluativo llevados a cabo en la última década por organizaciones tales como la International Association for the Evaluation of Educational Achievement (IEA) o el International Assessment of Educational Progress (IAEP). Se plantea la necesidad de abarcar realidades más amplias y realizar análisis comparativo de políticas y sistemas educativos en términos no solamente teóricos.
En relación a la evaluación desde una perspectiva más microscópica: centros, profesorado, procesos y práctica docente, es evidente que la literatura se ha ocupado de estos temas desde muy diversas vertientes hace ya bastantes años. En nuestro país la legislación educativa recoge esta demanda en su articulado y plantea la evaluación como una necesidad de control para la mejora permanente de los centros y de la calidad educativa. Tanto la LOGSE como posteriormente la LOPEG (Ley Orgánica 9/1995, de 20 de Noviembre de la Participación, la Evaluación y el Gobierno Docentes) se refieren a la evaluación bien de centros, en general, o de profesorado, procesos y práctica docente, etc. Distintos decretos y órdenes ministeriales desarrollan estas leyes, dirigidas a arbitrar medidas para la implantación generalizada de sistemas de evaluación. Así mismo, es el propio Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) quien presenta un proyecto de evaluación de centros (Plan EVA) que se aplica con carácter experimental en el curso 1991-92. En años sucesivos se ha ido extendiendo su aplicación a un número cada vez mayor de centros. Recientemente, a finales de 1996, Luján y Puente han publicado un libro a través del MEC en el que se expone el plan y se presentan las distintas aplicaciones con los resultados correspondientes, obtenidos a lo largo de todos estos años desde que se inició la primera aplicación. Por su parte, la Administración a través de la Subdirección General de Educación ha realizado una metaevaluación de los cinco años de aplicación del Plan EVA, publicada a finales de 1996, con una valoración positiva del mismo, aunque mejorable en algunos aspectos. Sin embargo, todavía es escasa la repercusión en los centros y su aplicación no se ha generalizado, representando un modelo de evaluación externa, predominantemente sumativa, con escasa o nula implicación de la comunidad educativa del centro evaluado.
Por otra parte, son numerosas las publicaciones que ofrecen modelos de evaluación y un buen número de instrumentos de evaluación dirigidos específicamente a cada uno de los niveles educativos. También existen algunas experiencias de evaluación de centros con carácter excepcional e incluso en algunos niveles educativos, como en el superior, se ha venido evaluando al profesorado en algunas instituciones periódicamente. Sin embargo, la realidad nos muestra que los procesos de evaluación de centros no se han generalizado en nuestro país. Está fuera de toda duda las razones que la justifican y tanto la literatura como la legislación abundan sobradamente en ellas. También existe una gran diversidad de modelos, metodologías, procedimientos, instrumentos y, en definitiva, recursos técnicos que permiten realizar procesos de evaluación más o menos comprehensivos para el conocimiento, control y mejora racional de los mismos. A pesar de ello, es obvio que no resulta fácil ni exento de problemas, como podemos observar de la experiencia de otros países, pero es evidente que los estudios evaluativos van paulatinamente resolviendo problemas técnicos con la investigación y desarrollo de nuevas alternativas, a partir de las limitaciones y deficiencias encontradas.
Consideramos, no obstante, la necesidad de que estos procesos se universalicen, para lo cual es preciso generar y extender una cultura evaluativa entre los miembros de la comunidad educativa que enfatice por encima de todo el carácter formativo de la misma y contribuya a reducir la resistencia generalizada a estos procesos. En este sentido, deberían promoverse los procesos de autoevaluación de los centros, en los que la comunidad educativa debe tener una clara implicación, de manera que las decisiones puedan ser comúnmente adoptadas y puedan tener un efecto positivo para la mejora y el cambio en el propio centro y, a largo plazo, en la eficacia del sistema educativo. Es evidente que en este caso las Administraciones deben jugar un papel primordial. Los primeros pasos están dados: la legislación contempla y reitera la importancia de estos procesos de carácter obligado, pero se precisa avanzar hacia adelante. La puesta en marcha de una Reforma tan compleja precisa ir resolviendo continuamente los problemas inmediatos que se generan, con el consiguiente peligro de que se puedan dejar aparcadas algunas de sus exigencias legales o renunciar a alguno de los objetivos previstos. El éxito de la Reforma dependerá, en gran parte, de la introducción y generalización de estos procesos de evaluación como un componente fundamental de la misma que puede permitir la mejora permanente de los centros en un sistema de funcionamiento dinámico de sus estructuras.
En este contexto, los artículos que se incluyen en este número abordan la evaluación de centros desde distintas perspectivas. Por una parte se presenta un primer artículo de Tomás Escudero Escorza, donde nos ofrece un análisis de los enfoques modélicos de uso más habitual en la práctica de la evaluación de centros, clasificados en las perspectivas de resultados escolares, procesos internos y realidad estructural y funcional de los centros, mejora institucional, y metaevaluación de los modelos utilizados por los sistemas educativos. En una vertiente práctica, el autor dedica la última parte de su trabajo a presentar estrategias y apoyos metodológicos que pueden facilitar la tarea del evaluador.
Con carácter aplicado en el segundo artículo se presenta un trabajo realizado por un equipo de profesores del Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Se parte de las distintas concepciones de calidad utilizadas en la literatura para proponer un modelo que define la calidad como un conjunto de relaciones de coherencia entre los componentes de un modelo sistémico (contexto, input, proceso, producto y objetivos del sistema). Esta conceptualización puede ser aplicada a cualquier nivel educativo, aunque se hace referencia expresa a la Universidad. En la segunda parte del trabajo se presenta un proyecto de evaluación de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid, basada en el modelo de calidad propuesto.
El último artículo, de Mª José Fernández Díaz y Arturo González Galán, analiza el desarrollo experimentado por los estudios de eficacia escolar, concepto estrechamente vinculado al de calidad y evaluación de centros, hasta llegar a la situación actual. Son objeto de análisis: la nueva aproximación al concepto de eficacia como "valor añadido", la importancia de la teoría en el contexto de la investigación sobre el tema, los avances producidos en la medición de las variables implicadas en los estudios mencionados, las técnicas de análisis más utilizadas actualmente en la investigación sobre eficacia y evaluación de los programas de mejora, y los procesos de reforma institucional basados en la investigación sobre eficacia. Se apuntan algunas líneas que posiblemente definirán este tipo de estudios en un futuro próximo, a la luz del análisis de la realidad actual.

Finalizamos el bloque III...